CARACTERÍSTICAS DE LA INTELIGENCIA SEXUAL (PRÁCTICAS Y OPINIONES) EN UNA COMUNIDAD UNIVERSITARIA DEL ESTADO DE DURANGO

NOTA INTRODUCTORIA: 

Hace alrededor de 15 años decidí realizar una investigación para validar el Cuestionario de Inteligencia Sexual. En el camino descubrí dos cosas: a) que  sus propiedades psicométricas no eran buenas y b) que teóricamente era inconsistente ya que estaba viciado culturalmente por los valores y prácticas de la sociedad norteamericana. Ante esto me olvidé de esta investigación y ya no la terminé.  Ahora decidí difundir algunos de los resultados que tenía elaborados con el objetivo de que la información generada pueda servir a otros investigadores.

La inteligencia sexual. Un nuevo constructo

Si algo caracteriza a México en lo general, y a Durango en lo particular, es la permanencia de regulaciones muy conservadoras sobre la sexualidad, las cuales se apegan o defienden el ideal judeo-cristiano del uso que se le debe dar al cuerpo; normalmente estas regulaciones circunscriben la sexualidad a los actos reproductivos y desaprueban el sexo realizado meramente por placer. 

Es un hecho que frente a las regulaciones sexuales las personas se posicionan de diferente manera, ya sea obedeciendo, lamentándose o rebelándose y, en momentos coyunturales asumiendo actitudes reaccionarias, organizando movimientos de resistencia o encabezando acciones de franca transgresión. En ese sentido cobra relevancia investigar el tema de la inteligencia sexual en una comunidad universitaria de nuestro estado para identificar las características que adquiere la sexualidad en los miembros de nuestra comunidad.

Los psicólogos estadounidenses Michael Milburn y Sheree Conrad (2002), de la Universidad de Massachussets, en Boston (EE.UU.), son los padres de un nuevo concepto que está revolucionando la forma en que se mide y entiende la sexualidad en las personas. Los expertos descubrieron que el ser humano posee un tipo de inteligencia relacionada únicamente con el sexo y todas sus manifestaciones.

Para estos autores el sexo está en el cerebro. La inteligencia sexual existe y es una más de las que se utilizan día a día, sólo que no la conocíamos. Hasta hace poco se creía que las categorías llegaban hasta la de carácter emocional.

Conrad y Milburn investigaron el tema y en su libro Inteligencia Sexual (2002), aseguran que se trata de una habilidad innata del ser humano y por lo tanto, se puede medir, cuantificar y potenciar. Sólo hay que conocer nuestra sexualidad y sacarle partido. 

La inteligencia sexual la constituyen tres componentes: los conocimientos sexuales, la conciencia del Yo Sexual secreto y la capacidad de conexión que tengamos con otros.

El primer componente de la inteligencia sexual consiste en adquirir los conocimientos precisos para adentrarse en la relación de pareja.  Quienes son sexualmente inteligentes poseen información científica precisa acerca de la sexualidad humana por la que se guían en sus decisiones y en su conducta sexual.

Gran parte de lo que las personas aprenden de sexo está basado en datos erróneos, prejuicios aceptados sin detenerse a pensar si son correctos, e incluso si son supersticiones. 

Una vez liberados de las mentiras del sexo, el segundo paso hacia una vida sexual mejor se halla en descubrir nuestro propio sexo, esto es, averiguar qué nos atrae, qué nos excita, qué preferimos y qué facetas de nuestra conducta erótica nos plantean dificultades.

Conrad y Milburn (2002) definen este pilar de la inteligencia sexual como conciencia del Yo sexual secreto. Éste alberga los verdaderos pensamientos, sentimientos y emociones que hacen que la vida amorosa sea más gratificante. Pero, como advierten estos expertos, los auténticos deseos sexuales quedan encubiertos con demasiada frecuencia por diversos motivos. .

El tercer y último pilar de la inteligencia erótica tiene que ver con la conexión con los demás. El sexo es cosa de dos, y en algunos casos de más. Mantener una vida sexual enriquecedora implica a otras personas. Para adquirir una buena habilidad y dominio de la sexualidad, tanto en lo que se refiere a la relación de pareja como consigo mismo, hay que abrirse a los demás.

Participantes

En total se encuestaron 267 participantes entre alumnos y docentes de una universidad pública del estado de Durango. Sus características sociodemográficas son las siguientes:

42.1% eran hombres y 57.9% eran mujeres

41.1% tenía una edad de 18 a 30 años, 41.1% de 31 a 40 años, 16.8% de 41 a 50, y .9% de 51 años en adelante.

38% eran soltero, 49.1% casados,  7.4% vivían en unión libre, 3.7 divorciado y 1.9% eran viudos.

2.8% no profesa religión, 90.7% profesan el catolicismo, 5.6% profesa el cristianismo y .9% profesan otra religión.

El instrumento aplicado fue el cuestionario de inteligencia asexual de 52 preguntas elaborado por los propios autores.

Características de la inteligencia sexual (prácticas y opiniones) en la población estudiada


El 61.9%  por lo menos una vez a la semana habla con su pareja sobre su vida sexual.


El 72% afirma que al surgir un conflicto sexual con su pareja lo más probable es que se lo planteara directamente.

El 59.3% afirma que nunca le ha ocultado a su pareja un secreto sexual durante un largo período de tiempo.

El 72% afirma que si su pareja quisiera probar una práctica sexual que le incomode averiguarían por que esa práctica le interesa a su pareja y por que lo incomoda  a él.

El 69.3 % considera que una vida sexual es como mínimo tan importante como sus aficiones y tareas cotidianas, mientras que el 20.8 % afirma que pasa gran parte del tiempo pensando en como tener relaciones sexuales más a menudo.

El 59% se considera lo bastante masculino o femenino.

El 86.8% considera que los problemas sexuales entre un hombre y una mujer surgen por que no han hablado lo suficiente de sus necesidades y deseos.

El 37.7% afirma que nunca ha mantenido relaciones sexuales para evitar hablar de un problema, mientras que 21.7% consideran que el sexo es una buena manera de disminuir el nivel de conflicto en una relación.

El 65.7% nunca tuvo una conversación significativa sobre sexo con alguno de sus padres o con ambos.

El 67.6% considera que le costarla  compartir son su pareja su fantasía sexual más recurrente o excitante, aunque a la vez lo consideran excitante.

Ante la tentación de engañar a su pareja el 39.8% afirma que le costaría decidirse, aún sabiendo lo dolido y traicionado que se sentiría, mientras el 30.6% afirma que jamás engañaría su pareja por que cometería pecado.

Ante la pregunta de que pensaría si su pareja le explicara que fantasea con practicar relaciones eróticas con una persona del sexo opuesto al que tiene el encuestado, el 24.2%  piensa que su pareja sería un homosexual latente, mientras que 36.4% piensan que su pareja tendría problemas psicológicos.

Ante la posibilidad de ser infiel sin que lo descubran, el 74.8% de los encuestados afirma que sopesaría el  efecto que tendría en su relación el hecho de ser infiel.

El 38.9% espera ser sexualmente activo cuando llegue a los setenta años.

El 69% afirma que jamás se plantearía la posibilidad del sexo por Internet.

El 41.3% afirma tener relaciones sexuales tres veces a la semana, mientras que el 25 % afirma que son una o dos veces por mes.

El 69% afirma que en una cita los hombres deben comportarse como caballeros (abrirle la puerta a su acompañante, etc.)

El 54.3% afirma no tener nada contra la homosexualidad, pero consideran que no se debería hacer alarde de ello.

El 52.9% consideran que la ciencia ha demostrado que el sexo es bueno para la salud.

El 57.4% afirma que hay veces que todavía no acaba de entender el comportamiento del sexo opuesto.


Referencia: 


Conrad, S., & Milburn, M. (2002).Inteligencia sexual. Editorial Planeta. 


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