El autocuidado cognitivo. "La necesidad de controlar nuestros pensamientos".
Desde finales del siglo XX la medicina alópata o convencional, que centra su atención en la supresión de los síntomas de la enfermedad con fuertes drogas químicas, ha reconocido la necesidad de prevenir la aparición de la enfermedad y la relación de interdependencia que existe entre la salud física y emocional.
Desafortunadamente, la medicina alópata o convencional no ha mostrado interés en avanzar en el estudio serio de esta perspectiva, por lo que ha quedado en manos de la psicología su estudio y desarrollo. En las teorías o modelos específicos, que se han desarrollado la respecto, sobresale un término: "el autocuidado".
Bajo el término de autocuidado vamos a considerar todas aquellas tareas y hábitos que tenemos en nuestro día a día para dedicarnos a cuidar de nuestra salud física y mental.
El autocuidado es una visión de la salud pública que intenta devolverle al ser humano el protagonismo en su salud física y mental. En otras palabras ¿Por qué depositar en nuestros servicios de salud el compromiso de curar nuestra enfermedad si podemos depositar en nosotros el compromiso de prevenir su aparición? En ese sentido, el autocuidado comienza con el proceso de reconocimiento de que nosotros somos los responsables de nuestro propio bienestar.
La asunción de este compromiso implica reconocer que llevar un estilo de vida poco saludable genera a largo o mediano plazo enfermedades; así mismo, implica aceptar que si llevamos un estilo de vida saludable se puede minimizar la frecuencia o intensidad con la que puede aparecer una enfermedad.
Cuando se habla del autocuidado se hace referencia a tres dominios empíricos: el físico, el cognitivo (los pensamientos) y el emocional. En esta breve entrada me centraré en el autocuidado cognitivo ofreciendo cinco sugerencias al respecto:
1.- No confiar en rumores o suposiciones.
El prestar atención a información no confiable o de la cual no se tiene certeza genera que ocupemos de manera infructuosa parte de nuestro tiempo en su análisis y dilucidación; así mismo genera que el pensamiento se desborde, normalmente con una orientación negativa y algunas veces catastrófica, creando situaciones hipotéticas sin ningún sustento o anclaje en la realidad.
2.- Enfocar nuestra atención en el aquí y ahora.
El pasado nos sirve, ciertamente, como experiencia y el pensar en él nos ayuda a ser mejores; sin embargo, el estar pensando recurrentemente en él sin ningún provecho es una costumbre que descontextualiza y deforma nuestro presente.
El pensar en el futuro nos ayuda a dirigir nuestra acciones hacia un horizonte de desarrollo personal y social, pero el pensar recurrentemente en él hace que descuidemos nuestro presente en aras de futuros hipotéticos que pueden o no suceder.
3.- Establecer expectativas realistas.
En nuestra relación con otras personas solemos generar expectativas, algunas veces muy altas e irrealistas, que al no cumplirse nos frustran. Recordemos que no son ellos los que fallan sino nuestras expectativas irreales. En ese sentido hay que mantener expectativas moderadas y realistas de lo que podemos hacer o esperar de otras personas.
4.- Descansar la mente.
A veces solemos darle muchas vueltas a un asunto, pensar una y otra vez en él sin ningún provecho. Cuando tengamos un pensamiento obsesivo es mejor tratar de dejar de pensar en él, sea que nos ocupemos en otra cosa o hagamos algo de meditación o respiración consciente. Así mismo, estas actividades nos permitirán concentrarnos en el tiempo presente y dejar de pensar en lo que pasó o en lo que va a pasar.
5.- Pensar en lo positivo.
Es necesario evitar la aparición recurrente de pensamientos negativos o catastróficos que atormentan la mente de quien los tiene; así mismo, evitar el pensamiento ultra crítico desbordado que anula cualquier otra visión de la realidad. A veces hay que darnos un poco de tiempo para pensar en términos positivos, sea sobre nosotros, sobre otros o sobre ciertas situaciones.
Estas cinco sugerencias y otras que se pueden abordar cuando hablamos del autocuidado cognitivo pueden ayudarnos a tener un estilo de vida más saludable que redunde en una mejor salud física y mental.
Personalmente considero que el sistema educativo mexicano ha errado en apostarlo todo a la educación emocional, sobre todo basándose en la inteligencia emocional, y ha descuidado otras áreas más importantes cono sería la educación para la salud donde el autocuidado debe de ser un componente central.
Primavera de 2022
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